Ahí las ves… todas arregladas, hablando de quién les gusta. O de qué van a hacer el fin de semana. A dónde van a salir. Cómo van a hacer tal o cual tarea. Vos te sentís tan ajena a todo eso…
¿Por qué? Te sentirías mejor si te aceptaran como sos, o trataran de minimizar lo malo de tu situación con una franca y simple sonrisa. Pero es momento de aceptarlo: prefieren sentirse superiores, sentirse que son más, simplemente por ser… normales. Ahí está lo absurdo de su situación.
Mientras te tratan como a una escoria, sólo te dan ganas de pararte y decirles: vos sos la prisionera. Estás atada a al superficialidad de tu sociedad, a estupideces, a la moda y al qué dirán de esta podrida juventud que te exprime todo lo que puede, hasta quitarte lo último de vos, lo último de tu reputación y tu inocencia.
¿Y qué si soy distinta? Lo admito, prefiero quedarme un viernes a la noche encerrada en un cuarto, escribiendo e inventando personajes antes que salir a bailar con todas las de mi edad. No soy buena bailando ni sociabilizando. Prefiero la música en inglés que en castellano. A veces, me gusta hacer la tarea, sobre todo si es de arte o de lengua. ¿Eso acaso me convierte en un bicho raro? ¿Eso me hace una rezagada social? Dejame tranquila, dejame ser quién soy. Dejá de reírte de mí, porque yo no soy tan ignorante como vos y me doy cuenta.
Te molesta mi peinado ¿Qué necesidad tenés de decirme que estoy despeinada todos los días de mi vida? Si lo estoy es mi problema. Tengo complejos y barreras con mi imagen, que de a poco trato de superar. Sufrí de trastornos alimenticios casi durante toda mi vida; subidas y bajadas de peso de las cuales aún no estoy muy segura si logré salir del todo o no. Trato de superarlo como puedo, y no me ayuda en nada que me tires debajo de esa manera. ¿Tanto te importa el frizz? Bueno, entonces andá y seguite preocupando por esas estupideces, quedate tranquila porque yo nunca lo voy a hacer.
¿Por qué encasillás tanto? Es casi ya inevitable que si alguien se obtenga buenas notas y se preocupe por su futuro ya sea considerada la “bala”. ¿Por qué rotulás? ¿Acaso te hace sentir más segura para seguir desproticando contra los que son distintos a vos?
Todas estas denuncias contra la mayoría me carcomen la cabeza. Y no tengo idea de por qué. Seré una trastornada, una filósofa barata, una artista resignada, una escritora demente y conspiradora…
¿Por qué? Te sentirías mejor si te aceptaran como sos, o trataran de minimizar lo malo de tu situación con una franca y simple sonrisa. Pero es momento de aceptarlo: prefieren sentirse superiores, sentirse que son más, simplemente por ser… normales. Ahí está lo absurdo de su situación.
Mientras te tratan como a una escoria, sólo te dan ganas de pararte y decirles: vos sos la prisionera. Estás atada a al superficialidad de tu sociedad, a estupideces, a la moda y al qué dirán de esta podrida juventud que te exprime todo lo que puede, hasta quitarte lo último de vos, lo último de tu reputación y tu inocencia.
¿Y qué si soy distinta? Lo admito, prefiero quedarme un viernes a la noche encerrada en un cuarto, escribiendo e inventando personajes antes que salir a bailar con todas las de mi edad. No soy buena bailando ni sociabilizando. Prefiero la música en inglés que en castellano. A veces, me gusta hacer la tarea, sobre todo si es de arte o de lengua. ¿Eso acaso me convierte en un bicho raro? ¿Eso me hace una rezagada social? Dejame tranquila, dejame ser quién soy. Dejá de reírte de mí, porque yo no soy tan ignorante como vos y me doy cuenta.
Te molesta mi peinado ¿Qué necesidad tenés de decirme que estoy despeinada todos los días de mi vida? Si lo estoy es mi problema. Tengo complejos y barreras con mi imagen, que de a poco trato de superar. Sufrí de trastornos alimenticios casi durante toda mi vida; subidas y bajadas de peso de las cuales aún no estoy muy segura si logré salir del todo o no. Trato de superarlo como puedo, y no me ayuda en nada que me tires debajo de esa manera. ¿Tanto te importa el frizz? Bueno, entonces andá y seguite preocupando por esas estupideces, quedate tranquila porque yo nunca lo voy a hacer.
¿Por qué encasillás tanto? Es casi ya inevitable que si alguien se obtenga buenas notas y se preocupe por su futuro ya sea considerada la “bala”. ¿Por qué rotulás? ¿Acaso te hace sentir más segura para seguir desproticando contra los que son distintos a vos?
Todas estas denuncias contra la mayoría me carcomen la cabeza. Y no tengo idea de por qué. Seré una trastornada, una filósofa barata, una artista resignada, una escritora demente y conspiradora…
De cualquier forma, nunca voy a llegar a entender del todo a los adolescentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario