Entrada destacada

Polvo en el viento

Bien, hacía mucho que no redactaba textos de este tipo, tan explicativos, contemplativos, con semejante reconstrucción de los datos. Debo de...

miércoles, 29 de junio de 2011

Por qué creo que el amor no me sirve.


Yo solía ser, y soy, de muchas formas una nena soñadora. Fui tu mayor admiradora y juro que hubiera dado mi vida por vos. Soy la clase de chica, que si se enamora de un chico el primer día de clases, lo sigue por toda la secundaria. Mi estilo es un poco cursi y romántico, pero no puedo negar lo que me sale. Soy patética en todo el tema del romance, y me da miedo jugarme por el otro, porque debo admitir que un cincuenta por ciento de lo que doy es amor puro y el otro cincuenta ilusión. Eso es lo peligroso. La ilusión. Porque imaginarse cosas está bien, pero saber que nunca van a pasar es un sentimiento tan dañino, que llega a destruirme y termina dejándome tirada a un lado de la carretera. Una vez más, GAME OVER.

Me gustaba sentarme a pensar en vos y nada más. Una vez dije que nunca iba a llegar a tal punto, pero hasta logré sobrepasarlo. Eras mis días y mis noches, mi único interés y preocupación. Sé que podrá sonar un tanto enfermiza e invasiva, pero así soy cuando me enamoro (Así de tarada e inocente). Te veía pasar, y cada célula de mi cuerpo entraba en funcionamiento, cada una de mis neuronas entraba en trance anulatorio y cada uno de mis pelos se erizaba. Cuidadosa, te espiaba y seguía tus pasos, riendo por lo bajo y ruborizándome cuando me mirabas.
Mi única intención era cuidarte, quererte, que me tengas entre tus brazos ¿Y así es como salgo?
Herida y sin ganas de mostrar aprecio a nadie nunca más.
Porque hay que admitirlo, que hay altibajos de los cuales NUNCA TE RECUPERÁS-

sábado, 25 de junio de 2011

Trastornado

Me dicen el sin señal, porque voy y vengo sin dejar huellas al pasar.
La gente cree que estoy loco, no entienden del todo mi propósito,
El por qué de mi vida, no saben el malestar que me genera esta inmensa agonía
Sería capaz de matar por alcanzar mis objetivos, no obstante a veces me perturbo y me rindo.
Soy positivo y de verdad lo intento, lo siento, pero no logro conformarme del todo con mi ingenio.
No soy cristiano, ni musulmán, ni teísta ni ateísta: soy un producto de lo desconocido, un malnacido, procreado para existir, aunque pienso que terminaré por desistir, cayendo a los abismos o en el suicidio. No me malinterpreten, amo la vida con creces, hago constantemente lo que me conviene. Le doy al necesitado sólo para parecer lujoso y millonario; ayudo a quienes me rodean para que cuando lo necesite, me apoyen y me comprendan. Sí, doy mi ofrenda, pero no esperen que lo haga por amor porque no tengo amnesia, y recuerdo a aquellos que me abandonaron, por la ruta de la vida me dejaron sólo y tirado cuando yo di todo de mí por ellos. Se aprovecharon, me usaron y cuando pudieron su puñal me clavaron. Lo admito, tal vez estoy un poco perturbado, psicologizado, pero no del todo traumado porque aún así puedo escribir y aún así me puedo poner de pie por mis derechos, me queda todavía un largo trecho.
Soy tan desconfiado, que hasta de mis sentidos me he burlado; a veces pienso que mis ojos me mienten, ocultándome la realidad con lo que ellos quieren, cambiándome los colores a su gusto, qué susto, eso provocaría disgusto, ¿¡Y si lo que para mí es salado para vos es dulce!? Y la verdad de todo es que sólo lo llamamos de distinta manera.
La gente dice que estoy loco, porque no hablo con nadie y me corto solo. Voy contra la corriente, siempre al frente, con la cabeza en alto aunque a veces me tropieze. Me gustan los instrumentos, los niños y la sensación que me hace dar el viento, recorriendo con su brisa cada centímetro de mi cuerpo. La angustia es mi moneda corriente, peleado con la sociedad, soy triste, no es que me aísle, pero no puedo negar lo que soy; un sicótico, un enfermo, un algo, aunque no creo estar trastornado, tal vez un poco tocado, un loco sentimental, un artista, masoquista, primitivista incluso marxista.
Mi profesora de lengua me odiaba, decía que mucho las comas usaba, es parte de mi personalidad, asique te pido, sé un poco solidario y continúa leyendo: no tengo más para tí, lo siento, pero trato de expresarme lo mejor que puedo.
Mi mamá creyó que padecía de autismo, me llevó al médico, intentando ella buscar alguna verdad en este abismo: mil análisis me hicieron, saqué de quicio al médico, se volvió loco; en aquella ocasión no pudieron darme una solución, porque lo admito, no me gusta ser así, me gustaría poder vivir y no sentir esto con lo que ya no puedo convivir. Ahogado en mi mente, complaciente, más despacio porque se siente, se siente como si no tendría que haber nacido.

viernes, 24 de junio de 2011

El ciclo de la vida








Incluso los momentos malos forman parte de tu vida. Si sabes interiorizarlos y superarlos canalizarás una energía positiva que a la larga, te irá conviertiendo en una persona rica y llena de sabiduría. Es necesario que sea así, las experiencias no siempre tiene explicación, pero eso no significa que puedas apegarte a aquello que quieres. Madura y déjalos ir, no te aferres a lo que no tiene solución porque sólo te hará mas daño del que sientes.
¿Por qué siempre llenamos de flores el santuario de quienes más queremos? Quizás haya una extraña simbología entre las flores y los humanos. Ambos van cumpliendo su ciclo, marchitándose y secándose. Ambos terminan en tierra firme, que es de donde vinieron. "Del polvo vienes y en polvo te convertirás". Es un ciclo de vida. Es un ciclo vital.

viernes, 17 de junio de 2011

Denuncia social

Ahí las ves… todas arregladas, hablando de quién les gusta. O de qué van a hacer el fin de semana. A dónde van a salir. Cómo van a hacer tal o cual tarea. Vos te sentís tan ajena a todo eso…
¿Por qué? Te sentirías mejor si te aceptaran como sos, o trataran de minimizar lo malo de tu situación con una franca y simple sonrisa. Pero es momento de aceptarlo: prefieren sentirse superiores, sentirse que son más, simplemente por ser… normales. Ahí está lo absurdo de su situación.
Mientras te tratan como a una escoria, sólo te dan ganas de pararte y decirles: vos sos la prisionera. Estás atada a al superficialidad de tu sociedad, a estupideces, a la moda y al qué dirán de esta podrida juventud que te exprime todo lo que puede, hasta quitarte lo último de vos, lo último de tu reputación y tu inocencia.
¿Y qué si soy distinta? Lo admito, prefiero quedarme un viernes a la noche encerrada en un cuarto, escribiendo e inventando personajes antes que salir a bailar con todas las de mi edad. No soy buena bailando ni sociabilizando. Prefiero la música en inglés que en castellano. A veces, me gusta hacer la tarea, sobre todo si es de arte o de lengua. ¿Eso acaso me convierte en un bicho raro? ¿Eso me hace una rezagada social? Dejame tranquila, dejame ser quién soy. Dejá de reírte de mí, porque yo no soy tan ignorante como vos y me doy cuenta.
Te molesta mi peinado ¿Qué necesidad tenés de decirme que estoy despeinada todos los días de mi vida? Si lo estoy es mi problema. Tengo complejos y barreras con mi imagen, que de a poco trato de superar. Sufrí de trastornos alimenticios casi durante toda mi vida; subidas y bajadas de peso de las cuales aún no estoy muy segura si logré salir del todo o no. Trato de superarlo como puedo, y no me ayuda en nada que me tires debajo de esa manera. ¿Tanto te importa el frizz? Bueno, entonces andá y seguite preocupando por esas estupideces, quedate tranquila porque yo nunca lo voy a hacer.
¿Por qué encasillás tanto? Es casi ya inevitable que si alguien se obtenga buenas notas y se preocupe por su futuro ya sea considerada la “bala”. ¿Por qué rotulás? ¿Acaso te hace sentir más segura para seguir desproticando contra los que son distintos a vos?
Todas estas denuncias contra la mayoría me carcomen la cabeza. Y no tengo idea de por qué. Seré una trastornada, una filósofa barata, una artista resignada, una escritora demente y conspiradora…


De cualquier forma, nunca voy a llegar a entender del todo a los adolescentes.


jueves, 16 de junio de 2011



Un cruce de miradas. Oración tan simple que, sin embargo, resulta tan rica en contenido para aquellos que la comprenden....


Yo me consideraba una de esas que restan importancia a tales "estupideces". Día a día solía repetirme que mi único y gran amor era la música, y punto. Pero una vez más, la vida me sorprende y hoy me encuentro fulminada por una mirada de hielo. Mirada de hielo, ojos café. Un par de intensos ojos me dejaron sin vista, oído ni habla (y eso que siempre tengo algo para decir), enmudeciendo por completo mis sentidos y mi escasa pero presente capacidad de reacción.

Había escuchado sobre este fenómeno en particular a partir de ciertas fuentes, tales como libros, programas y autores de interés general. Las miradas, han constituido desde siempre una fuente inagotable de inspiración a partir de la cual surgen innumerables cantidades de oraciones, párrafos, textos, incluso novelas...
Sólo yo cometería el atrevimiento de decir que tener cierta inclinación facilitó notoriamente y me alentó a leer las últimas, pero sin embargo, jamás pude comprender el por qué de su estructura en sí. Era imposible procesar en mi mente la idea de que algo tan simple como un cruce de ojos pudiera llegar a significar algo.

Pero hoy todos mis razonamientos ya no tienen valor alguno. He tirado todos mis pensamientos al bote de basura. Un par de ojos ha demolido todos y cada uno de los principios que forzosamente, he podido llegar a construir a lo largo de esta vida.
¿Comprenden ustedes ahora lo difícil de mi situación? Quince segundos han bastado para quebrantarme. Quince segundos en los cuales estoy segura, nuestras almas quedaron flotando en el éter de la habitación.



martes, 14 de junio de 2011

Como si fuera poco...

La nubosa y húmeda madrugada del 17 de marzo. Fue en aquel gris principio de día donde a nadie parecía realmente importarle el ritmo de la vida. Respiraban aire distraídamente, sin pensar, ni siquiera figurarse que un demonio podría colarse entre ellos, gozando vilmente de su matufia….

Un empírico y desternillado grito resonó en la sala de estar, despertándolo de sus sueños. Inquieto, encendió el velador instalado en su cómoda. Se restregó los ojos efusivamente, signo característico de su persona, un signo que le agradaba particularmente. Ese pedacito de niñez que llevaba consigo aún hoy, podía con el duro corazón de cualquiera, y él lo sabía. Enternecía mucho al duro corazón de su rígida esposa, aunque este tal vez nunca lo admitiera.

Pasados unos segundos, su sentido común parecía empezar a trabajar y volver a su actividad habitual. Es que cuando dormía, era como si fuera transportado a otra dimensión. Tercera dimensión, tal vez cuarta o quinta era la que provocaba que al despertar le tomara unos segundos caer a la realidad, recordar quién era y qué había hecho el día anterior.

Decidido, casi impulsivamente se paró de un salto de su cama y se dirigió hasta el comedor, olvidando por completa la razón por la cual sus sueños se habían visto interrumpidos. Acordarse, no le costó mucho, pues mientras transitaba por el pasillo, oyó otro desgarrador y atemorizante aullido, el cual al parecer, era emitido por una mujer.


Se le heló la sangre y congelaron los sentidos. Por su mente, pasó lo peor: que aquella sufrida voz proviniera del cuarto más espacioso y antiguo de la casa. El cuarto de…

Sus pies desnudos rozaban el frío suelo de la vivienda, y lo hacían temblar cuando el corredor lo condujo hasta el dormitorio del cual parecían provenir aquellos horribles gemidos. Las blancas y frías manos que tenía de nacimiento, se aferraron bruscamente al picaporte, y con la misma fuerza, tiró de él. Su esposa, musitando, parecía querer advertirle de algo desde la cama. Pero ya era demasiado tarde…
Una ola negra pareció invadirlo todo, y su vida acabó allí. Como si fuera poco… un asesino se llevó dos víctimas aquella noche
Como si fuera poco…

lunes, 13 de junio de 2011

Never let me go




Fue anoche cuando todos mis delirios se resumieron en una palabra: fiebre. Treinta y nueve grados centígrados. Según los comentarios que oía desde mi cama, tenía que cambiarme e ir al sanatorio porque la temperatura era imposible de bajar.

Me cambié como pude y fui hasta el baño. Al contemplar mi reflejo en aquel espejo pude observar lo grave de mi estado... mis ojos estaban rojos y achinados. Era una mirada que suplicaba un poco de compasión, que pedía ayuda. Sentí lástima por mi misma. Y sentí ganas de romper el espejo.

Entré al sanatorio con frío, colorada y con la cabeza latiéndome más fuerte y rápido que el corazón. Me recosté en un asiento de la guardia sin dejar de temblar. Sentía que estaba grave. Hasta que llegó ella.

Cambió todo el entorno. Un llanto de una niña fue lo que me hizo voltear, aunque hacía tres segundos estaba resignada a no levantarme por nada. Tenía seis o siete años. Estaba en brazos de su madre, a quien abrazaba con todas sus fuerzas. Tenía la piel rojísima, y estaba toda hinchada.

Mi mamá le preguntó a la de ella que le pasaba. Nos dijo que le había picado una hormiga. ¿Tanto lío por eso? Pensé. Pero ahí fue cuando mi progenitora me explicó que cuando una hormiga te hería, todo tu cuerpo se hincha por dentro y por fuera. Te quedás sordo porque se te hincha todo el conducto auditivo. Me dijo que a ella le pasó hacía unos años, y que era una tortura.

La nena no paraba de llorar y aferrarse a los hombros de la mujer con miedo, la cual reclamaba atención inmediata ya que la pequeña podía entrar en shock en cualquier momento.

Mi mamá la trataba de animar. La consolaba diciéndole que le iban a dar un remedio y después se iba a su casa. Por un momento, un rayo de ilusión se dibujó en su infantil rostro. "¿Y no me van a poner una inyección?" Sollozaba refregándose sus ojitos. Cuando oyó la afirmativa respuesta de su madre, continuó con su llanto. Y creo que me lo estaba contagiando.

Es que el nudo en mi garganta era cada vez más grande. Me partía el alma sentir que una criatura tenga que padecer tantos sufrimientos. Todo mi dolor desapareció. Sólo quería que ella estuviera a salvo y bien. Cuando llegó mi turno, se lo cedí y al rato la trasladaron a otra sala. Seguramente a la enfermería donde supuse, le aplicarían la famosa inyección.

Cómo me hubiera gustado estar ahí para darle fuerzas. Cómo me hubiera gustado decirle que todo iba a estar bien. Cómo me hubiera gustado librarla de toda aquella incomprensión familiar que estaba sufriendo ella sola. Con sus siete años. Es casi imposible de creer.

Jamás me voy a olvidar de aquella noche y voy a velar todas las que siguen por esa nena ojos y pelo café, probablemente la persona más fuerte que conocí en toda mi vida.