Entrada destacada

Polvo en el viento

Bien, hacía mucho que no redactaba textos de este tipo, tan explicativos, contemplativos, con semejante reconstrucción de los datos. Debo de...

miércoles, 24 de agosto de 2011

Pequeña niña Disney Channel


No quiero caer en egocentrismos, no quiero dar rodeos, pero tengo miedo de que me me crean una especie de Narcisa. Mis intenciones van mucho más alla de que crean que soy cerrada en mí misma, egocéntrica, exagerada. No, no veo mi vida como un melodrama ni tampoco me hago problemas por cualquier cosa. Sólo reflexiono mi realidad y soy un pocó más franca al respecto, al fin de tener las ideas más claras. Comenzaré esta nota, de alguna manera, omitiendo este miedo a sus juicios equivocados respecto a mi persona. Les ruego sepan disculpar si despierto este sentimiento en ustedes, nunca fue mi verdad ni mi verdadera intención.
Cuando uno está en la pre-adolescencia (hablando de 11-13 años) es cuando comenzamos a ser adolescentes. Somos tontos, revolucionados, con las hormonas alteradas y un comenzamos a desigregar entre el mal y el bien. Cuando la mayoría de los niños se hallaban en la "pelotudes" (perdón por la palabra, pero se me hizo necesario utlizar un término con el que estén ustedes familiarizados a fin de poder agilizar la comprensión) me hallaba en un camino un tanto paralelo al tradicional. Fue en aquel momento donde me empecé a interesar por cosas mas elementales y objetivas, contrarias a las que mis compañeras deicidían volcarse. No lo voy a negar, en vano traté de ser como ellas, y fue duro estar tres años siendo basureada en un grupo de "reinitas perfectas" sólo para encajar en algo. Me arrepiento de este hecho que creí que aumentaría notablemente mi estima propia: sólo la bajo hasta el punto de dejarme indefensa. Ante la indefrencia de mis padres, no tenía modelo que seguir, yo debía marcar mi propio camino, pero ¿Con once años qué puede saber uno? He hablado de esta etapa de mi vida en reiteradas oportunidades, y creo que ya quedó bastante claro como me sentí. Pero jamás les conté cómo hice para sobrevirir a él, ¿O me creen fuerte quizás? Já.
No, no me cortaba. Tampoco lloraba todo el día (aunque a veces sí lo hacía). No pedí ayuda, ni por sobervia, ni por orgullo: ¿No lo entienden acaso? No tenía a quien pedirla. No tenía amigos (eran falsos), no tenía familia ni compañía.
Era un poco tímida y con menos actitud. Mi mente reflexiva y observadora seguían ahí, pero mi reacción ante las agresiones externas no estaba del todo desarrollada. Podría haberme arrollado un camión
Me deleitaba entonces viendo Disney Channel. Recuerdo querer imitar a los personajes que salían ahí, haciendo sus cosas, siendo divertidos. Quería que mi vida fuera así, perfecta, de televisión. Quería ser una Alex Russeau, tener magia y cambiarlo todo. Recuerdo haber intentado usar su loco estilo de moda, sin tener en cuenta que se trataba de una simple ficción y que el concepto de moda estadounidense no era precisamente "el mismo" que el de Argentina. Me miré al espejo satisfecha con el resultado, cuando un grito de mi madre me advirtió que algo no andaba muy bien: "¿¡Qué te pusiste!?" Fue su reacción a mi nuevo look, reacción previa a que me mandara a cambiarme.
Y ahí estaba. La pequeña niña Hannah Montana, tratando de escapar de la superficialidad con más superficialidad. Una incomprendida, una que se creía "rebelde" por ver el canal más conservador y represor de la televisión. Por unirse a la corriente con la mente más cerrada que existe. Por ser, en definitiva, un poco estrafalaria, la distinguida del montón.
¿Un poco melodramática? Já. Nada. En a b s o l u t o .
Admito que mi obsesión no fue tan extensa: ya un año después, me encontraba fascinada por Michael Jackson. Sí, obsesionada por Michael Jackson. Pero la gente madura, y si de gustos hablamos, han tenido un cambio radical en mí. Me gustan mucho bandas con letras profundas como The Police, Los Redondos y Skylar Grey. Lo que quise decir con esta nota, poniendo en riesgo mi dignidad y mi conducta moral (sobre todo por la parte de Hannah, jaja) es que todos necesitamos resguardarnos de algo alguna vez, no importa de qué. Todos tenemos nuestro jardín secreto, un pasado contrario al actual y que preferimos obviar. Todos ocultamos algo, una faceta distinta a la cotidiana que en muchos casos como éste, nos averguenza.
Es parte de aceptar lo que fui, para vivir mejor lo que soy.

domingo, 21 de agosto de 2011

En contra


“Muchos habrían sido sabios si no hubieran creído demasiado pronto que ya lo eran.” (Séneca)

Observando en un patio de colegio las discusiones que mantienen a veces los grupos de chicos y chicas, se puede aprender mucho acerca de la personalidad de cada persona. Cada uno parece tener unas orejeras puestas y están más preocupados de ridiculizar las opiniones de sus compañeros que de argumentar las suyas propias. Se interrumpen impunemente tratando de imponer su verdad, sin escuchar las razones del contrario. A veces incluso sus argumentos distan mucho de lo que piensan en el fondo de su ser, pero todo vale con tal de tener la razón y quedar por encima de los compañeros acudiendo a descalificar al contrario y utilizar argumentos poco éticos que lejos de llegar a un entendimiento, hacen que cada vez se distancien más.

Lo lamentable, analizando la situación desde la perspectiva del que no está implicado en la discusión es que las posturas eran cercanas pero las formas y el no saber dialogar les pierden, haciendo que no lleguen a ningún punto de encuentro. ¿Triste no?

Esto mismo ocurre en la sociedad con los adultos y no nos damos cuenta de ello. A los adultos nos parece que no hay más verdad que la nuestra y a veces queremos imponerla a los demás sin escuchar al otro y sin atender a razones. Si bien es verdad que hay profundas convicciones en las que no debemos ceder ante los demás, la mayoría de las veces los enfrentamientos vienen dados por cosas muy poco importantes que si lo analizáramos nos daríamos cuenta que no merece la pena un enfrentamieno.

Resulta más enriquecedor para la convivencia descubrir las cosas que nos unen en lugar de recrearnos y querer imponer aquellas que nos diferencian y nos separan. Hay pocas o ninguna verdad absoluta, pues casi siempre depende del punto de vista de quién las emite. A veces cuando se discute, cuanto más se quiere imponer un argumento, se pierde la razón y lo que en realidad ocurre es que se quiere imponer al contrario nuestro punto de vista que casi siempre es subjetivo y nada objetivo.


miércoles, 10 de agosto de 2011

Astronauta



Can anybody hear me?
Am I talking to myself?
My mind is running empty
In the search for someone else
Who doesn't look right through me.
It's all just static in my head
Can anybody tell me why I'm lonely like a satellite?

'Cause tonight I'm feeling like an astronaut
Sending SOS from this tiny box
And I lost all signal when I lifted up
Now I'm stuck out here and the world forgot
Can I please come down, cause I'm tired of drifting round and round
Can I please come down?


Siento como si no le importara a nadie en verdad. Quisiera poder romper con estas cadenas que me atan a tanta basura que me obliga a atascarme y a perder cada vez más tiempo. Ellos sólo se limitan a apuntarme con su dedo mientras camino y a susurrar cuando doy la vuelta. Luego, por el contrario, llego a un punto en el cual soy una sombra que camina, aire. Me llevan por delante, se olvidan de mi prescencia. A veces siento que realmente mi existencia no importa. Entonces, ¿Por qué no morir? Si siendo un fantsma no habrá nadie que me arrolle con mentiras y estupideces, entonce ese es el camino que elijo.
Me gustaría poder encontrar un punto medio que pueda estabilizar mi situación. Si soy como soy la paso malo. Si trato de ser otra persona, peor aún. Soluciones mágicas no existen, pero que puedo decir, esto a veces agota.
¿Les conté alguna vez mi ex afición por el espacio exterior? En momentos como estos me gustaría viajar allí y nunca volver. La paz de los cosmos, el brillar de las estrellas, el silencio de la nada y el infinito se convertirían em mis mejores amigos. Existieron en mi vida noches completas en las cuales sólo me dediqué única y exclusivamente a observar la luna. Es tan hermosa, tan hipnotisante a veces. Tiene tantas formas, tanto relieve, tanto para ver. Tanto brillo, colores, texturas. La luna es el satélite más bello de todos los tiempos. Inspira, da paz y armonía. Desde aquí parece un lugar amarillo y seguro donde nada sucede en realidad. Ha constituido desde siempre, una fuente innagotable de inspiración para personas que vemos la escencia de las cosas...

jueves, 4 de agosto de 2011


Me niego a vos y a tus putos prejuicios. Me niego a tu falta de compasión. Me niego a tu mente más cerrada que una piedra, a tus pensamientos de cientoveinte años atrás, a tus locuras, manías y fobias a las que me sometés. Me niego a tu manera de ver y analizar las situaciones que me acontecen, me niego a permanecer en tu diyuntiva de qué hacer con mi vida, a eso que llamás "educación". Me niego a que me degrades y te creas más por tener conceptos distintos, a tu intolerancia, a tu desconfianza y falta de entendimiento. Me niego a tu imitación burlesca de mis sueños, expectativas, cosas que no he podido hacer aún. Digo "no" a tu ignorancia, tu ego, tu amor por vos mismo o tu estupidez llevados al extremo. Me niego a que te creas ser feliz cuando te falta tanto, a tus críticas tan superficiales sobre mí, que al final de la película, dejan al descubierto la clase de persona con la que estamos tratando. Me niego a que me repriman todo el tiempo, me imposibiliten ser quien quiero ser o actuar como en verdad me gustaría comportarne. Me niego a formar parte de tu círculo vicioso del esterotipismo y las modas, a creerme las porquerías que inútilmente tratás de inculcarme. Me niego a que me digas loca, te rías de mis errores, a que cometas los tuyes y te justifiques con el típico versito de que "nadie es perfecto". Me niego a que tomes como tu última salida imponerme tus caprichos. Me niego a que me digas que me digas "negativa", a que me juzgues o me pongas tus etiquetas. Me niego a ser tu ratita de laboratorio, tu premio consuelo, a que analices todo lo que sale de mi boca. Me niego a que te quieras comer mi mundo, a que me quieras aplastar como una hormiga, a los que quieran derrumbarme o me tengan envidia. Me niego a que trates de imitarme, a que me excluyas, me patees, me heches a un lado. Me niego a que desacredites todas mis observaciones, a que no toleres mis críticas, a tu testarudez. Me niego a lo que vos conciderás "correcto", a tus malditas religiones, leyes, y abstenciones.
Hay ocasiones en las cuales me gustaría callarle la boca a unos cuantos.

lunes, 1 de agosto de 2011

La vie en rose (Mis creencias)



Con el tiempo aprendí que hay cierta gente la cual es, simplemente, diferente a los demás. No se lleva con la sociedad, los humanos son sus peores enemigos, y no logra entablar la más mínima relación con ellos. ¿Alguna vez te sentiste diferente, radicalmente distinto? Es como si lo que es simple para los demás, a vos te costara treinta veces más. Por el contrario, lo que a ellos les cuesta horrores para vos es sencillo y concreto. Es como si vieras a los demás hacer cosas "normales".
Hace un tiempo atrás, no mucho, mantuve una profunda charla con un amigo, de esas en las cuales se tocan temas serios y existenciales. El me ayudó a resolver mi dilema y por decirlo así, colocó un ladrillo para los cimientos que pude construir. He llegado a lo conclusión de que hay personas que nacen con talentos, y otras que no. Aquellos carecen de don alguno, llevan una vida normal y sin complicaciones. Por el contrario, los que hemos sido concebidos con alguna habilidad innata, debemos pagar nuestro precio por ella. Sería muy injusto si además de poseer una facilidad natal, pudieramos llevar una vida feliz y normal.
¿Alguna vez escucharon la frase "Todo tiene un precio en la vida"? Es un cien por ciento aplicable a lo que quiero decir. Me explico: Creo firme y impositivamente que todo aquello que nos sucede en esta vida es por algo, más allá del proverbio popular. Por cada acción hay una reacción igual y en sentido contrario. Por cada suceso negativo que acontezca en tu cotedianeidad, habrá una reacción, un resultado, algo que puedas ver del otro lado. Era necesario que John Lennon perdiera a su madre cuando aún la empezaba a conocer; hubiera sido muy injusto que además de tenerla a su lado fuera un fenómeno histórico, un hito, un principio y final en el rock melódico. Era injusto que Bethoveen conservara su oído sabiendo que por siempre se ubicaría en el primer puesto del podio musical. Podría darles infinidad de ejemplos que se asemejan a este, la mayoría de figuras públicas, pues al estar la mayor parte del tiempo expuestas resulta más sencillo identificar este fenómeno. Toda persona que fue parte algo grande, algo poderoso, tuvo que pagar un precio por ello.
Es algo en lo que creí desde siempre. Podrán decir que tal vez es un vano consuelo que utilizan los desafortunados a los cuales les toca afrontar dificultosas situaciones en su vida, pero es ciertamente aplicable a todo lo que pasa. La vida es justa y todo tiene un por qué para mí. Mi justificación es, justamente esa. La ley de Newton fue ciertamente aplicable para mí en estas cuestiones.
Quizás debería dejar de buscar explicaciones y tratar de justificar todo lo que me sucede con mis "alocadas" teorías. Voy a ser sincera con ustedes, no siempre sigo al pie de la letra los principios que yo misma me he impuesto. Aunque crea que "Las mentes positivas hacen cosas positivas" es un requisito con el cual no he podido cumplir aún. Siento como si mi estado real fuera estar triste. Por naturaleza siempre fui callada, depresiva y un tanto autista. Me encierro en mi mente, pienso detallademente cada cosa que veo, y no suelo sonreír mucho. Si es que alguna vez me han visto gritar o reír, deben de saber que esa no es la verdadera "yo". Es sólo un disfraz, algo con lo que me gusta ocultar mi faceta real para poder curarme, sentir, vivir un poco más, darle algo de alegría a mi duro y reseco "corazón" (¿¡Quién dejo que yo no podía ser cursi también!?). Mi gama emocional es escasa y me condena a derramar lágrimas por doquier. Siembro tristeza y debilidad; no sé defenderme, supongo que me valgo de estas palabras y letras a modo de escudo.